lunes, 15 de diciembre de 2014

PREGÓN DE ADVIENTO

Inés nos envía este pregón para que oremos. Está tomado del libro "Orar es amar", de José Manuel Fernández


PREGÓN DE ADVIENTO

   Un día, de esto hace mucho tiempo, tanto como llevan los hombres sobre la tierra, Adán dijo que se separaba de Dios. Le dio la espalda y comenzó a caminar por sus propios caminos, no por los que Dios quería.
Dios aunque se enfadó, no se enfadó del todo; prometió visitarle y seguir a su lado.

    Pasó mucho tiempo y Dios iba rehaciendo su promesa cada vez que los hombres le daban la espalda. Solía entonces enviar hombres llamados profetas, que recordaban a los hombres la promesa de Dios: Dios vendrá. Preparaos y convertíos.

    Este mensaje lo tuvieron que repetir muchas veces. Un día llegó un profeta que fue el último antes de la visita de Dios. Se llamaba Juan Bautista. Empezó a gritar:

¡Qué ya está cerca ! ¡ Qué ya viene! ¡ Arrepentíos!

    Y fue así. En una noche, Dios nos visitó por medio de su hijo Jesús. Los sencillos, los hombres de buena voluntad le reconocieron y se hicieron amigos de Él y comenzaron a vivir como el decía. Desde ese momento, cada vez que se acerca la Navidad, muchos hombres y muchas mujeres de todos los rincones de la tierra vuelven a ponerse en camino hacia Dios y abrir el corazón a sus palabras.

    Nosotros venimos a escuchar la voz de los profetas y a disponernos a seguir el camino de las personas que buscan a Dios. Hoy nosotros queremos entrar en el tiempo de la espera, el Adviento y en el tiempo de la escucha del Dios vivo.


Reflexión-meditación.

Vamos a meditar en los deseos que tenemos de que Jesús venga ¿Con qué ganas hemos pronunciado la frase: "Ven, Señor,no tardes"

Podemos imaginar que la hemos pronunciado con tantas ganas que de hecho viene y se encuentra con nosotros ....
¿Qué hacemos con ese visitante esperado, llamado?
¿De qué hablas?  ¿Qué te habla? ¿Dónde le colocas en tu vida ordinaria?

¿Qué talentos, que frutos tienes para presentar a ese amigo que viene a tu encuentro?

Pero ...  ¿No estará viviendo el Señor Jesús, día a día, en los acontecimientos de tu vida cotidiana?

¿No está presente el Señor Jesús en las personas con las que compartimos nuestra vida?
                                                        

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