Ciudad
del Vaticano, 20 de mayo 2015 (VIS).-La educación de los hijos, como vocación
natural de la familia, ha sido el tema de la catequesis del Papa Francisco
durante la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro a la que
asistieron más de 25.000 personas.
El
Santo Padre, citando en primer lugar las palabras de San Pablo a los Colosenses
:''Hijos, obedeced a vuestros padres porque esto agrada al Señor. Padres, no
exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten'', hizo hincapié en la
obligación de los padres de acompañar paso a paso a sus hijos, sin exigir de
ellos cosas imposibles para no aplastarlos. Después habló de las dificultades
de los padres y madres que pueden ver a sus hijos solo a última hora del día,
cuando vuelven a casa cansados del trabajo. ''Los que tienen la suerte de tener
trabajo'' -añadió- y se refirió también a la situación todavía más crítica de
los separados invitándolos a no hacer recaer sobre los hijos sus diferencias.
Francisco
recordó que la familia ha sido acusada entre otras cosas, de dañar a las
jóvenes generaciones, con el autoritarismo, el conformismo o la represión
afectiva que genera conflictos. ''De hecho -dijo- entre la familia y la
sociedad se ha abierto una brecha que socava la confianza mutua y la alianza
educativa entre una y otra ha entrado en crisis''.
''Los
síntomas son muchos- continuó- Por ejemplo, en la escuela se ha estropeado la
relación entre los padres y los profesores... Por otra parte, se han
multiplicado los llamados "expertos", que han ocupado el papel de los
padres, incluso en los aspectos más íntimos de la educación.... Y los padres
solamente deben escuchar, aprender y adaptarse. Privados de su papel, a menudo
se vuelven demasiado aprensivos o posesivos con sus hijos... Tienden a
confiarlos cada vez más a los "expertos"... arrinconándose sólos y
corriendo así el riesgo de excluirse también de la vida de sus hijos''.
''¿Cómo
hemos llegado a esto?'' No hay duda de que los padres, o más bien, determinados
modelos educativos del pasado tenían algunas limitaciones -constató el
Pontífice- Pero también es cierto que hay errores que sólo los padres están
autorizados a hacer, porque pueden compensarlos de una forma que es imposible
para cualquier otra persona. Por otro lado, como bien sabemos, la vida se ha
vuelto ''tacaña'' con el tiempo para hablar, para reflexionar, para discutir.
Muchos padres están ''secuestrados'' por el trabajo u otras preocupaciones, o
se sienten embarazados por las nuevas necesidades de los hijos y por la
complejidad de la vida actual...y están paralizados por el miedo a cometer
errores. El problema, sin embargo, no estriba solamente en hablar..
Preguntémonos en cambio: ¿Intentamos entender ''donde" se encuentran realmente
los hijos en su camino? ...Y, sobre todo, ¿queremos saberlo? ...
Francisco
subrayó que las comunidades cristianas están llamadas a ofrecer apoyo a la
misión educativa de la familia. ''En la base de todo está el amor, el amor que
Dios nos da, que "no falta de respeto, no busca su propio interés, no se
enoja, no toma en cuenta el mal recibido ... todo lo perdona, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta''...Hasta en las mejores familias hay que
soportarse... Y hace falta tanta paciencia... El mismo Jesús pasó a través de
la educación familiar''.
''También
en este caso, la gracia del amor de Cristo lleva a su plenitud lo que está
grabado en la naturaleza humana. ¡Cuántos ejemplos maravillosos tenemos de
padres cristianos llenos de sabiduría humana! Demuestran que la buena educación
familiar es la columna vertebral del humanismo. Su repercusión en la sociedad
es el recurso que permite compensar las lagunas, las heridas, los vacíos de
paternidad y de maternidad que afectan a los hijos menos afortunados. Esta repercusión
puede hacer verdaderos milagros''.
''Espero que el Señor conceda a las familias
cristianas la fe, la libertad y el coraje necesario para su misión-finalizó
Francisco- Si la educación familia reencuentra el orgullo de su protagonismo,
muchas cosas cambiarán para mejor, para los padres inciertos y para los hijos
decepcionados. Es hora de que los padres y las madres regresan de su exilio...
y vuelvan a asumir plenamente su función educativa''
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