miércoles, 18 de noviembre de 2015

Enviado por Inés Fuentes
AMAR COMO EL

Un cuento oriental, a propósito de la familia dice así:

Estaban una vez sentados juntos dos esposos cuando el marido le dijo: “¿ Sabes querida? Voy a trabajar duro y algún día seremos ricos”. Pero la mujer le respondió: “Ya somos ricos, querido.  nos tenemos el uno al otro, y también tenemos a nuestros hijos. Tal vez algún día tengamos dinero”.
La familia, nuestra familia, es también, como narra el cuento, un tesoro. Y como tal con necesidad de ser cuidada por todos, día a día …. Por eso nos acercamos a Dios, para presentarle en esta oración lo que mas apreciamos: Nuestros hijos, la mujer o el marido, nuestros padres, nuestros hermanos…. También para presentarle los momentos buenos y malos que juntos hemos pasado para que así EL, que es el mayor tesoro de toda persona enriquezca a nuestra familia y haga de ella un hogar cristiano en donde todos nos sintamos cada vez mas felices.

                            SALMO DEL QUE QUIERE AMAR

Escucha, Seños mi oración,
A ti dirijo mi plegaria.
He contemplado Tu vida
He considerado tu ejemplo.
He visto tu entrega por los demás
Tu entrega a corazón abierto.

He sentido en mi corazón como un cosquilleo
y he pensado por dentro que quiero seguir Tú ejemplo.
Quisiera tener en mí la misma entrega
Que Tú tenías por la gente
Perdonar como Tú perdonabas;
Hablar, como Tú hablabas;
comprender, como Tú comprendías;
amar, como Tú amabas.

Por eso Señor, en este momento,
quiero pedirte ayuda.
Enséñame hacia donde quieres que dirija mi amor.
Enséñame a mirar a los demás más que a mi mismo.

Quiero, Señor, tener un corazón entregado a los demás.
Quiero, Señor, ser la alegría dentro de mi casa
Quiero Señor, sembrar felicidad
por donde quiera que vaya.
Quiero, Señor, aprender a escuchar
cuando alguien me quiera hablar.
Quiero Señor, saber comprender y perdonar.
Quiero, Señor, tener un amor desinteresado
hacia los demás.

Quiero, Señor, poner mi granito de arena
para hacer de mi familia, una gran familia. Ayúdame.
Ayúdame a saber estar en el lugar preciso
cuando me necesiten,
Ayúdame a saber pedir perdón
cuando me haya equivocado.

Ayúdame a sembrar cariño entre los míos
Ayúdame a respetar las opiniones contrarias a las mías.
Y, ayúdame, Señor, en todo aquello en que tengo que mejorar
y que por mi ceguera no puedo alcanzar a ver.


                                  Del libro “Orar es amar” de

                                  José Manuel Fernández.